Cuando ví tu casa,
se parecía a la mía.
Este trabajo está compuesto por una serie de dibujos que se complementan y dialogan con una instalación. La serie gráfica es realizada a partir de un grupo de antiguas ilustraciones de casas para pájaros construidas por el ser humano, las que conviven en el papel con ciertos elementos propios de la arquitectura como lo son los dibujos de plantas de los departamentos. El gesto anterior busca dejar de manifiesto la necesidad humana por el control del territorio y de las especies que en él viven, así como la necesidad de este de definir las formas en que este debiera ser habitado por las distintas formas de vida que lo componen. A su vez esta serie de piezas gráficas están en un diálogo directo con una instalación ubicada de manera central en el espacio. Dicha obra con características escultóricas, está compuesta por un muro falso central que a su vez contiene y sostiene una jaula de pájaros que permite que quien viva dentro de ella pueda acceder a ambos lados del muro. En su interior, durante la duración del proyecto, vivía un pequeño loro del tipo inseparable o agapornis, el que estaba expuesto a esta doble posibilidad, respecto a cuál de los dos lados del muro utilizar, haciendo una analogía con la opción de "tener vista" que ofrecen las empresas inmobiliarias al momento de vender propiedades. Con el fin de extremar las posibilidades se decide ofrecer al pequeño pájaro, dos posibilidades de vista o hábitat hacia la cual mirar, por una parte una vegetación frondosa, provista de especies con orígenes en selvas de corte tropical y en su contraparte, la precariedad de tres cactus.